El romanesh, la lengua gitana, clave de bóveda y referente señero de la cultura gitana, a pesar de constituir el medio de comunicación de más de diez millones de gitanos, cifra en que se estima la actual población gitana mundial, se halla en franco deterioro. Todavía más, en nuestro país, está a punto de extinguirse. Ello para vergüenza de los poderes de turno en el ámbito de la enseñanza superior, y un buen termómetro de la situación cultural del Estado español. La lengua gitana no sólo se ha fosilizado sino que se ha ido empobreciendo en vocabulario y sintaxis debido a la fuerte contaminación que ha sufrido por la interacción de lenguas y culturas dominantes. Sin respaldo político alguno y sin voluntad cultural alguna para favorecer su desarrollo, el romanesh a pesar de no ser la única lengua minoritaria en nuestro país, se encuentra en fase terminal. La falta de literatura propia ratifica el proceso de degradación que se ha convertido en un hecho irreversible. Podemos entonar un réquiem por una lengua milenaria.
Considerando el arraigo del Pueblo Gitano en España, que anda superando el medio milenio, el número considerable de gitanos que viven en nuestro país, y en la línea de endémico inmovilismo estructural y social, la causa del gitanismo ha cobrado una actualidad e interés indiscutibles en todo el mundo. Se han superado, muy poco a poco, consagradas actitudes y prejuicios de signo desfavorable; aunque, por desgracia, todavía persisten la secular marginación, el aislamiento y la penuria existencial. No resulta, para nada, sencillo vislumbrar hasta cuando permanecerá la actitud social de la comunidad gitana dentro de nuestra sociedad. Los gitanos han formado parte del paisaje humano de nuestras ciudades y pueblos desde más de cinco siglos. Esta presencia sempiterna en nuestra sociedad ha pasado por situaciones muy diversas, aunque han sido excepcionales los momentos de claridad y bonanza en que hubo acogida y comprensión para los gitanos la normalidad ha sido y, por desgracia seguimos en las mismas, es un choque con la mentalidad y las costumbres dominantes: los poderes de turno y la sociedad en general los ha mirado con desconfianza y recelo. La historia de la comunidad gitana española está jalonada por la aflicción y, persecuciones aparte, el rechazo. No es de extrañar que la memoria, más o menos, consciente de esta injusticia histórica esté en la base de la actitud recelosa y desconfiada del gitano ante la sociedad mayoritaria. Su visible diferencia, en el plano cultural, se refleja en su idioma: el romanesh, la lengua gitana.
Y digo esto porque los problemas generales que afectan actualmente a la comunidad gitana española y, en general a todos los gitanos dispersos por todo el continente europeo, con núcleos de población de desigual distribución y tamaño, siguen siendo básicamente muy similares a los de épocas pretéritas. En todos los órdenes y a todos los niveles, aunque nos hayamos referido a la habitabilidad que se ha perpetuado en una estructura de auténticos guetos, en barrios periféricos de pueblos y ciudades. En el ámbito de la cultura, y especialmente del idioma gitano, tres cuartos de lo mismo.
«La lengua gitana, el romanesh, clave de bóveda y referente señero de la cultura de la comunidad gitana, presenta aspectos curiosos pues constituye el medio de comunicación de más de diez millones de gitanos, cifra en que se estima la actual población gitana mundial».
La lengua gitana, el romanesh, clave de bóveda y referente señero de la cultura de la comunidad gitana, presenta aspectos curiosos pues constituye el medio de comunicación de más de diez millones de gitanos, cifra en que se estima la actual población gitana mundial. La lengua gitana puede decirse que no sólo se ha fosilizado, sino que todavía es muchísimo peor, pues se ha ido empobreciendo en vocabulario y sintaxis además del fuerte grado de contaminación que ha experimentado a lo largo de más de quinientos años de interacción con poblaciones, lenguas y culturas extrañas, mucho más desarrolladas. La erosión del romanesh, en España, ha sido particularmente profunda. Uno de los factores de este proceso de degradación ha sido el importante grado de sedentarización que ha experimentado la mayoría de la población gitana española. Por ejemplo, se constata que la lengua gitana en nuestro país asume los modelos de conjugación castellana de sus propios verbos, siendo la conjugación original totalmente ajena a la española. La lengua de los gitanos españoles se presenta como una españolización del romanesh, éste es descendiente del sánscrito, a pesar de que los lingüistas no lo consideran como tal ya que no conserva su gramática. Tanto es así, que algunos especialistas, lo consideran como un habla de pogadolecto; esto significa que la mayor parte del vocabulario de la lengua gitana es indoaria, pero la estructura y la sintaxis corresponden al castellano.
«La lengua gitana puede decirse que no sólo se ha fosilizado, sino que todavía es muchísimo peor, pues se ha ido empobreciendo en vocabulario y sintaxis además del fuerte grado de contaminación que ha experimentado a lo largo de más de quinientos años de interacción con poblaciones, lenguas y culturas extrañas, mucho más desarrolladas. La erosión del romanesh, en España, ha sido particularmente profunda».
Sin ambages podemos afirmar que el romanesh, en España, se encuentra en un proceso de deterioro y decadencia palmaria. La falta de literatura propia y a la vista de la situación cultural general de la comunidad gitana española ratifica el proceso de degradación, contaminación y empobrecimiento progresivo constituyen ya hechos irreversibles. No hay que obviar, empero, que la conservación del patrimonio artístico no debe desaparecer. Es necesario evitar el naufragio definitivo del romanesh ante el serio peligro de desaparición a que se halla abocada. La solución pasa por acceder a la creación poética y literaria en romanesh pues, de lo contrario, la desaparición virtual del idioma devendrá en un hecho insoslayable en cuestión de pocas décadas. Puesto que, a pesar de todas las circunstancias adversas citadas, hay que tener en cuenta que todos los grupos de gitanas y gitanos diseminados por el mundo se entienden, sin mayor dificultad en su idioma común. Además, hay que prestar especial atención a las palabras de Antonio Carmona que nos regala en su escrito señero sobre la cultura gitana, cuando afirma: “… La música de Falla, la pintura de Picasso, la poesía de Lorca, por ejemplo, no podrían entenderse sin la aportación de los gitanos españoles al patrimonio común que constituye la cultura que hoy día nos define…”.
No nos pasa desapercibido que a través del cante, de las letras flamencas los no-gitanos han podido familiarizarse con numerosos vocablos del idioma gitano. Es innegable que los gitanos españoles de hoy participan de muchas de las características comunes al de ciudadanos de nuestro país, pero también es cierto que entre ellos existe un nivel de pobreza y marginación mayor que la media nacional. Esto en el nivel cultural se hace palmario en la cuestión de la lengua gitana, pues la marginación sobre ésta, y habida cuenta de que en nuestro país existen varias lenguas minoritarias, es patente. La ingente cantidad de fondos públicos dirigida a la promoción y enseñanza del catalán, el vasco, el gallego y, en general, a otras lenguas minoritarias contrasta con el abandono de la lengua gitana, el romanesh, siendo la clave de bóveda de la cultura gitana. Tamaño despropósito impele a que dicha lengua se encuentre al borde de la extinción. De tal forma que el deseo de ser considerados ciudadanos de pleno derecho en el seno de la sociedad española queda disuelto cual azucarillo en el océano. No hay ninguna facultad de filología en nuestro país que se ocupe de ello, esto supone el colmo de la marginación en el plano cultural. Es más, en el contexto europeo, sólo en Francia existe una catedra de romanesh, de modo que si quieres estudiar el idioma gitano tienes que matricularte en París, en la Universidad de la Sorbona. Increíble pero cierto, y lo grave es que es un fiel reflejo, ya no sólo de la situación de la Universidad en España, del trato de la comunidad gitana por parte de la sociedad mayoritaria. Por supuesto, y para mayor infortunio, esto ocurre no sólo en el ámbito cultural pues dicha situación se puede extrapolar a otros ámbitos sociales, tales como sanidad, empleo, habitabilidad, económico y político.
Sin el desarrollo de nuestra lengua se antoja harto difícil alcanzar una conciencia colectiva y unitaria de la comunidad gitana, de modo que se hace muy difícil enfrentar la propia realidad del colectivo, dado que según nos enseña el profesor Carmona: “…constituimos una cultura sin puntos de referencia estables o suficientemente asumidos, generalizados y válidos, que nos permitan asumir nuestra historia y proyectar nuestro futuro”. Y extrapolando, el ejemplo que nos ofrece el profesor al respecto del ‘cante’, a nuestro idioma podemos concluir que “a medida que el idioma deja de ser uno de los fundamentos rectos de la identidad gitana, los gitanos dejamos de serlo. Tan fina y delicada es la consistencia de la cultura gitana. Sin vida comunitaria, dispersos, luchando por la supervivencia y sin conciencia colectiva, nos encontramos como perdidos y sin saber de dónde venimos, y, ni mucho menos a dónde vamos. La aceleración de la Historia, el mundo desbocado que vivimos está arrasando con la débil, aunque esencial, consistencia de la cultura gitana…”. En nuestro caso, nuestro idioma, el romanesh. En la comunidad gitana, el cante, el folclore, el idioma no es una floración misteriosa ni rara, ni ha nacido de un día para el otro. Es expresión artística y, a la par, es una ética, una moral y una filosofía. Cuando menos es algo más que una simple estética, pues supone una manera de pensar, de sentir, de vivir. Sin duda supone un rico venero de nuestra identidad y una proyección de ella. Dicho esto me vienen los recuerdos del muy estimado Pepe Heredia Maya, profesor de Literatura en la Universidad de Granada, y de uno de los escasos poemarios bilingües, romanesh (o caló)- español, publicado allá por el 2011, titulado Penar Ocono, por la editorial Huerga & Fierro, que se pueden encontrar en nuestro país. Resulta curioso que en nuestro país que lo gitano forma parte esencial del imaginario nacional, y cuyo lenguaje (el castellano, como se ha apuntado) se nutre de forma manifiesta del vocabulario originario de la lengua gitana. Es cierto que la decadencia del romanesh viene dada por la falta de la fluidez y del empleo del idioma en la vida diaria pero esto en puridad se refiere al uso del castellano con fuertes influencias del vocabulario gitano más que al romanesh puro.
«Resulta curioso que en nuestro país que lo gitano forma parte esencial del imaginario nacional, y cuyo lenguaje (el castellano, como se ha apuntado) se nutre de forma manifiesta del vocabulario originario de la lengua gitana».
También ha influido el fuerte rechazo, por parte de los escasos especialistas del tema, a los diccionarios aparecidos durante el siglo XIX que se han tachado como no fiables y repletos de manipulaciones, aquí subyace la perspectiva exotizante y las aberraciones habidas que han supuesto un verdadero desastre. Me viene a la cabeza la traducción de artículo, por ejemplo, que ha causado carcajadas sirviendo de ejemplo para desprestigiar el idioma. Ello no es óbice para, y no es baladí la repetición, tener bien presente la penetración de la lengua gitana en numerosas palabras de uso corriente en castellano. La obviedad es que los prejuicios y estereotipos vertidos sobre la comunidad gitana española han modificado el sentido de muchas palabras.
A pesar del panorama expuesto con respecto al idioma gitano, que subsiste sin respaldo político alguno ni tampoco, que es lo más grave bajo mi punto de vista, lugar en la Universidad (tan sólo en la Sorbona se imparte romanesh: si quieres aprender gitano te tienes que ir a París), se está revitalizando por parte de un grupo de valientes gitanos y gitanas el aprendizaje del romanesh estándar. Por supuesto, sin ningún tipo de ayuda oficial para vergüenza de las autoridades culturales de nuestro país. Sin duda alguna el romanesh está en peligro de extinción, y desde este foro reclamamos el aprendizaje del idioma de los gitanos españoles como un derecho. Se habla del fracaso gitano pero no se hace absolutamente nada por incluir su idioma en el desarrollo curricular, y hay que tener en cuenta que el romanesh no es la única lengua minoritaria en nuestro país, pero si es la única que ni ha tenido respaldo político ni, tampoco, voluntad política para favorecer su desarrollo. Otro jalón más en el abandono político, social y cultural al que se halla sometida la comunidad gitana española. Sin duda alguna ha llegado la hora de componer un réquiem por una lengua milenaria.
«Se habla del fracaso gitano pero no se hace absolutamente nada por incluir su idioma en el desarrollo curricular, y hay que tener en cuenta que el romanesh no es la única lengua minoritaria en nuestro país, pero si es la única que ni ha tenido respaldo político ni, tampoco, voluntad política para favorecer su desarrollo».