El núcleo de su obra es clave de bóveda del telos pro-gitano. Anticipándose treinta años, con ‘La nueva desigualdad cultural’ (1990), profetizó el dispar panorama educativo que se nos vino encima. Tras la experiencia americana funda una suerte de laboratorio de ideas (CREA), que desde el binomino ética-ciencia nunca exento de tensiones, persigue desde múltiples disciplinas la excelencia educativa. Por todo ello los gitanos contraímos una deuda eterna de gratitud con Ramón Flecha, demiurgo del científismo social y, a la postre, padre de las ‘Comunidades de Aprendizaje’ en España.